martes, 28 de junio de 2011

La década del setenta reconocida por las dictaduras militares en Latinoamérica

a década del setenta reconocida por las dictaduras militares en Latinoamérica, el fenómeno político del watergate y el hippismo acentuado como movimiento cultural, también suscribe al fútbol suramericano como protagonista de una generación en la que brillaba tras conquistar dos copas mundo, obtenidas por el mágico Brasil del 70, y la aguerrida, pero no menos estética, Argentina del 78 En cuanto al rentado nacional, Millos se preparaba para afrontar la temporada de la mentada década.

Hartos de dos terceros lugares en los campeonatos del 68' y el 69', los embajadores enfilaban baterías para afrontar el torneo Apertura del 70. Eduardo Texeira Lima y José María Ferrero, habían salido del equipo, mientras que retornaban Fernando Areán y Hernán "cuca" Aceros. También ficharon Oswaldo Mura, Pedro Prospitti y un "diablito", Carlos Julio Morales, comandados aún por el técnico Otto Vieira, pero a nueve partidos Vieira es licenciado del equipo por la junta directiva y en su reemplazo es contratado Francisco "pancho" Villegas, conductor que ocupa un sexto lugar en el Apertura.

Ante la premura de las actuales circunstancias se contratan a los argentinos Luis Fernando Lavezzi, al uruguayo Juan Adolfo Maldonado, y al colombiano promocionado de las divisiones inferiores, Héctor Javier Céspedes. Estos serían los refuerzos del conjunto para el Finalización.

La enfermedad de "pancho" obliga a su salida del club, asumiendo temporalmente Jaime "el loco" Arroyave, quien el 20 de octubre, entrega su puesto a Gabriel Ochoa Uribe que retornaba al plantel nuevamente. Se obtuvieron puntos importantes pero no alcanzaron para conseguir una buena colocación. La fanaticada, pues, albergaba esperanzas para el campeonato del 71.

El cuerpo técnico sería ratificado, saldría Finot Castaño, retornaría Gonzalo "chalo" González, y se promocionaría desde las divisiones inferiores a Alfonso Tovar. Los albiazules resultaron quintos en el Apertura y con el ánimo de cumplir un buen papel en el finalización, contratan al samario Hermenegildo Segrera, al barranquillero Jesús el "toto" Rubio, a un jugador que decían que era pitoniso y quiromántico, Euclides el "tizón" González, al delantero cartagenero Jaime Morón, y a uno de los mejores jugadores del mundo, el yugoslavo Dragoslav Sekularak. Con tal nómina Millos logra el primer lugar en el Finalización, para posteriormente jugar el cuadrangular final en el que terminó tercero escoltando a Nacional y éste a su vez a Santa Fe.

Como hecho curioso en aquel torneo el arquero de Millonarios, Otoniel Quintana, mantuvo invicto su arco por 1.024 minutos, marca aún vigente, y el equipo conquistó el galardón de la valla menos vencida con 42 goles en 52 partidos.

Para la campaña de 1.972 s

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